El 26 de diciembre del 2023 el gobierno nacional encabezado por Javier Milei decidió que el presupuesto de las universidades nacionales para el 2024 sería exactamente el mismo que el año anterior. La inflación interanual llega al 270%, ellos gritan que “no hay plata” mientras venden recursos naturales, compran aviones militares usados (de tecnología obsoleta) por 650 millones de dólares y les suben el sueldo a sus propios funcionarios.

En las redes circulan los videos e imágenes de facultades de la UBA que funcionaron sin luz durante varios días. Se suman las declaraciones de las autoridades universitarias de todo el país que plantean que de no modificarse la partida este presupuesto solo alcanzaría para funcionar la mitad del año. El ajuste a las universidades ya llegó. No debemos naturalizar la situación, es momento de organizarnos y luchar.

Actualmente en Argentina se calcula que transcurren por las universidades nacionales 2 millones de estudiantes. También, que el personal de trabajadorxs entre docentes y no docentes llega a 200.000. Estamos hablando de medidas que afectan directamente a 2 millones de personas. Pero en realidad, se trata de un ataque al conjunto del pueblo, porque está en riesgo el carácter público y gratuito de nuestras universidades, una conquista histórica de lxs de abajo.

El ataque a las universidades se enmarca dentro de otros dos ajustes más generales. El primero, a la educación pública. Este se ve en medidas como el retiro del Fondo de Incentivo Docente (FONID), que le arrebata una porción de sueldo a lxs docentes de todo el país, y en la amenaza de declarar a la educación como “servicio esencial”, que limita el derecho a huelga del sector. Y, en segundo lugar, es parte de un ajuste y un ataque a todo lo público, que se expresa en el intento de cierre y privatizaciones de los medios públicos, el ataque al CONICET y el sistema científico y los múltiples despidos en áreas del Estado.

EL MODELO EDUCATIVO DEL GOBIERNO

Esta situación expresa un cuadro muy crítico. Los planes del gobierno son claros. El vaciamiento es la antesala de un intento de privatización. Mientras lo público se destruye, el gobierno anuncia vouchers para las escuelas privadas, en una clara transferencia de recursos del sector público al privado. Como en los países que vivieron la “larga noche neoliberal”, el proyecto educativo de LLA busca una educación de acceso restringido cuyo conocimiento esté al servicio de las grandes empresas. Un modelo educativo mercantilizado, dónde el acceso al derecho a estudiar está condicionado por la posibilidad de pagar. En los países en los que funciona este sistema, como en Chile, lxs estudiantes deben contraer créditos para poder pagar sus estudios, porque las cuotas son altísimas. Luego de egresar, pasan décadas hasta saldar sus deudas. Los ganadores de este modelo son las universidades privadas y los grandes bancos. Lxs perdedores: todxs nosotrxs.

Pero hay algo más, la ofensiva contra la universidad y el sistema científico público es fundamental para la ultraderecha, que ha crecido montada sobre las noticias falsas, el terraplanismo y la post verdad. Saben que las universidades públicas y el CONICET son reservorios del conocimiento científico y crítico.

LA UNIVERSIDAD QUE DEFENDEMOS

Las universidades nacionales representan una conquista de más de un siglo del movimiento estudiantil y docente. Comparativamente con el resto de los países de América Latina, el carácter público de nuestras universidades, gratuito y laico representa un piso de derechos de suma importancia. A esa base se le suman conquistas que también destacan como la autonomía universitaria, producto de la victoria del proceso de lucha de la reforma del ‘18. Allí, donde se le habló a la juventud de que era la “hora americana” y se llamó a la sagrada insurrección. Una historia de rebeldía contra el orden establecido nos da una universidad pública, gratuita y laica con autonomía universitaria.

Esa unidad entre el movimiento estudiantil y la clase trabajadora fue también la que se opuso a las reformas educativas durante la década de los 90. Las reformas privatistas del menemismo se encontraron también con una amplia resistencia para imponerse. Los intentos de arancelamiento ya fueron discutidos y rechazados en nuestro país como también el financiamiento privado y la categoría de la educación como un “servicio”.

LA UNIVERSIDAD POR LA QUE LUCHAMOS

Quienes formamos parte de Poder Popular, pensamos que no es suficiente discutir la defensa acrítica de nuestro modelo universitario. Con el tiempo, muchas universidades se han volcado a un perfil más elitista. A su vez, muchas veces el conocimiento expresa la “burbuja” de las universidades sin poseer un contenido transformador y sin proponerse extender los debates y avances tecnológicos y científicos al conjunto de la sociedad. En parte, esta distancia entre las universidades y el pueblo (junto a una distancia más general entre el estado, lo público y los sectores populares) es la base sobre la cual hacen mella discursos que denominan “casta” a quienes formamos parte de estas comunidades

Por ello, es importante discutir una verdadera democratización del ingreso, la permanencia y el egreso así como un involucramiento mayor en la toma de decisiones de lxs trabajadores y estudiantes de las casas de estudio

La marcha de este 23 promete ser la más importante de la era Milei. A pesar del autoritarismo al que nos tiene acostumbradxs el presidente, es evidente que ya han tomado nota de ello. Las amenazas públicas y los escraches, por un lado, mientras que por el otro se intenta negociar y desmovilizar a algunos sectores, dan cuenta que la magnitud de la movilización del martes puede herir al gobierno. Por ello, con toda nuestra fuerza, con toda nuestra convicción y toda nuestra conciencia debemos hacer lo posible para que este acto en defensa de nuestra educación pública sea contundente y poderoso.

¡A las calles por nuestros derechos!

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