Andrés Mecha

Toda la Universidad estuvo en las calles ¡Un verdadero Universidazo! Fuimos cientos de miles a lo largo y ancho de todo el país. En Ciudad de Buenos Aires la marcha fue monstruosa. Desde Rosario sacamos 18 colectivos para participar de la manifestación. Después de encolumnarnos, estuvimos más de cuatro horas sin movernos de la Plaza de los Dos Congresos. Cantábamos y saltábamos a la espera de por fin avanzar, pero la cabecera de la marcha ya estaba en la Plaza de Mayo, no había forma. Fue recién cuando algunas columnas comenzaron a desconcentrar que la cosa se empezó a mover. Las imágenes que vimos después nos ratificaron lo que pensábamos. Éramos tres o cuatro veces más que los 150 mil que calculó el gobierno y sus pasquines periodísticos.

Cuando volvíamos, molidos de cansancio, pero con la alegría y la certeza de haber sido parte de una marcha histórica, empezaron a llegar los mensajes e imágenes de diversos puntos del país. De todos lados se repetía el mismo concepto: esto fue enorme, gigante, nunca visto. Ciudades grandes y pequeñas, al norte, al sur, al oeste, al centro, ¡cientos de miles!

Parece, sin embargo, que desde el palacio virtual desde donde gobierna Milei no se alcanzó a ver. Quizás le puede a pedir auxilio a Conan, que seguro desde el cielo tenía una buena perspectiva de lo que fue un verdadero Universidazo Federal. Evidentemente hay problemas de conexión, porque después de la marcha el presidente publicó en sus redes una imagen de un león corpulento -que insiste en presentar como representación de sí mismo- con una taza de que la bebía, según el letrero, «lágrimas de zurdo». La realidad, sin embargo, es bastante distinta al mundo de las redes sociales dónde se hizo fuerte su fuerza política. Ni él es un león corpulento, sin papada y pies grandes, ni nosotrxs estábamos llorando. Todo lo contrario. Estábamos llenxs de alegría y fortaleza moral. Compartiendo la certeza de ser parte de un colectivo enorme, plural, contradictorio, pero sólidamente unido alrededor de la defensa de un patrimonio social y cultural de nuestro pueblo, que es la Universidad Pública.

Toda la parafernalia de mentiras, agravios, datos falsos y griterío histérico no le sirvieron esta vez al gobierno. La brutalidad con la que hasta ahora viene moviéndose con total impunidad, encontró su techo. La Universidad Pública es un valor que cruza a distintos sectores sociales, que marca la biografía de familias enteras, que ha sido construida y defendida por generaciones.

La Universidad Pública es también un espacio de encuentro que no está mediado por la mercancía. Un medio dónde se producen relaciones que no regula el mercado. Somos nosotrxs, mujeres y hombres, socializando conocimientos, sosteniendo vínculos horizontales y jerárquicos, amicales, políticos, fraternales, pasajeros y otros que nos marcan de por vida. Somos nosotrxs, utilizando nuestro tiempo con una lógica ajena a la del capital y su ganancia. Toda una aberración para la filosofía individualista y mercantil que profesan Milei y sus seguidores. Y es justamente por eso que estamos en antípodas irreconciliables. Somos la fuerza de la comunidad contra el privatismo individualista del mercado. Ayer nos enfrentamos e hicimos una poderosa demostración de fuerza.

La milica represora de Pato Bulrich se quedó con todas las ganas. No pudo sacar sus perritos falderos y su ridículo protocolo antipiquetes. Como siempre, cuando la cana no se mete a provocar, todo trascendió sin ningún altercado.

El Universidazo movió las placas tectónicas de las relaciones de la sociedad. Ya es un hito histórico. Por otra parte, lejos de haber cerrado sobre sí mismo, promete abrir un ciclo de protesta contra este gobierno, que en apenas cuatro meses ha desplegado una ofensiva antipopular inédita. La movilización del 1° de mayo y el paro general del 9, empalman y darán continuidad a un movimiento social anti neo-neoliberal, que empieza a sacudir la modorra de los escépticos, los malmenoristas, los entregados y los enemigos.

Sepan las fuerzas del mercado y la muerte que estamos de pie. Quizás al final, puedan vencer, pero acá ¡No se rinde nadie!

¡Viva el Universidazo!

¡La lucha Sigue!

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