Este domingo la empresa AGEA, propietaria del diario Clarín, anunció 48 despidos y la gremial interna del diario, junto con el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) respondió inmediatamente con una huelga para repudiar las desvinculaciones sin previo aviso y exigir inmediatas reincorporaciones. Horas después, el Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria por 15 días, abriendo una instancia de conciliación en el marco de la que este lunes se llevará adelante una primera audiencia entre las partes. Pero Clarín se negó a aceptar la medida, desde el domingo valló la entrada a la redacción y este lunes no permitió que lxs cesanteados ocupen sus puestos de trabajo.
Mientras que lxs cesanteadxs se enteraban de los despidos en el mismo fin de semana en que se hacían efectivos, el CEO de Clarín Héctor Aranda difundía en redes sociales un comunicado en el que pretendía justificar la reducción de personal por las nuevas “exigencias del periodismo digital” y anunciaba una serie de reformas en la estructura y secciones del diario en papel y en la web. Después de remarcar que “Clarín acelera hoy la reconversión para adecuarse a las exigencias del periodismo digital”, en tanto “los ingresos en suscripciones y publicidad digital superaron a los del impreso”. Y ya sabemos que “adecuación” o “reconversión” significa “despidos” en el lenguaje de los CEOS. Así, Aranda concluye: “La transformación implica necesariamente una obligada renovación, que es el proceso más difícil e ingrato aunque imprescindible, como el que nos ha llevado a tener que producir desvinculaciones en nuestro plantel el día de hoy”.
Tras los anuncios, la Comisión Interna del diario Clarín, junto con el Sipreba, llevó adelante el mediodía del domingo una asamblea abierta en la que se resolvió un paro general en todo el gremio de prensa para exigir “la reincorporación inmediata” de lxs cesanteadxs. También recordaron: “Con la misma violencia y perversión que hace exactamente 4 años, Clarín está despidiendo a decenas de compañeros y compañeras”. En aquel momento, la purga fue de 65 trabajadores del medio.
Matías Cervilla, delegado de Clarín y secretario de Asuntos Profesionales de Sipreba, confirmó que la mayoría de lxs despedidxs pertenece a la redacción de Tacuarí al 1800. Y afirmó que se trata de “despidos sin causa” porque, más allá de las afirmaciones empresariales sobre el “recambio de perfil” y las exigencias de la “reconversión digital”, muchos “tenían un perfil justamente digital”.
El titular del Sipreba, Agustín Lecchi, añadió: “Esto ocurre cuando esta semana se cumplían cuatro años de los 65 despidos de 2019. Es evidente que es un golpe contra la organización gremial. Muchos son activistas y exmiembros de la Junta Electoral”. Un dato no menor es que hace pocas semanas el gremio obtuvo la personería gremial, desplazando a la histórica Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba), un gremio absolutamente vaciado y de invariables complicidades con las grandes patronales del sector.
Las explicaciones oficiales hacen agua por todos lados, porque si bien es indiscutible que el mercado periodístico está cambiando, las cuentas que hace el CEO de Clarín no toman en cuenta los más de 90 millones de pesos mensuales que recibe como pauta nacional por parte de un Gobierno que, gracias a perversas redes de intereses y negocios, no deja de pagar puntualmente las balas para los medios que lo tirotean sin pausa. Además, está claro que en el caso de Clarín, un medio que ha sido fuente de infinitas operaciones políticas contra el Gobierno, cualquier decisión de este tipo no puede ser evaluada simplemente por criterios de lógica empresarial. Mucho menos en el inicio de una campaña electoral decisiva.
Desde todas las organizaciones gremiales, sociales y políticas que luchamos por la transformación social en sentido anticapitalista debemos repudiar estos masivos despidos sin causa (o con inconfesables motivaciones políticas), sin caer en el error de todo un sector social que responsabiliza a los trabajadores del medio por las posiciones editoriales infames del mismo. Más allá de los Santoro, Morales Solá, Lanata, van de Kooy o Kirschbaum, hay una plantilla de casi mil personas que cumplen con sus obligaciones laborales con responsabilidad y dependen de ello para el sustento de sus familias, aún recibiendo los magros salarios y las constantes presiones antisindicales que son marca registrada de la empresa del nefasto Héctor Magneto.
Manifestamos nuestra plena solidaridad con lxs despedidxs, exigiendo su inmediata reincorporación; denunciamos el ilegal desconocimiento de Clarín a la Conciliación Obligatoria de Trabajo y acompañamos a la Comisión Interna y al Sipreba en las medidas de lucha que definan luego de la audiencia que se llevará adelante este lunes.
¡No a la nueva tanda de despidos en Clarín!
¡Reincorporación inmediata de lxs 48 cesanteadxs!