Miguel “Tano” Santucho y Teresa Laborde visitaron Rosario. Fue en el marco de una iniciativa de la Comisión Interna de la Facultad de Ingeniería, Ciencias Exactas y Agrimensura (FCEIA) del sindicato de la docencia universitaria (COAD) de nuestra ciudad. El Tano, es parte de la comisión directiva de Abuelas y es el feliz hermano del Nieto 133, Teresa es militante y activista por los DDHH e hija de Adriana Calvo, testigo clave en el Juicio a las Juntas. La idea de la actividad era poder conversar con ellxs sobre el nuevo nieto restituido, y los desafíos de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia en el contexto actual. Bajo la premisa de que la Universidad Pública, debe ser motor del debate, del pensamiento crítico y del encuentro. En ese sentido fueron las palabras de apertura del encuentro, a cargo de Mario Bortolotto, delegado de la Comisión Interna de la Facultad y compañero de Poder Popular, que señaló la relevancia académica y social de la actividad. Y sostuvo que “debemos encontrarnos con las generaciones que nos siguen para concientizar sobre la necesidad de continuar con este legado. Porque la experiencia indica, que de tanto en tanto reaparece el negacionismo”.

“Estoy feliz de seguir compartiendo este momento hermoso de mi vida”, dijo el Tano al iniciar sus palabras. “Siento que todos los días surgen motivos de satisfacción, que de alguna manera van sanando todos esos años de búsqueda, de todas esas ausencias que seguimos teniendo en nuestra familia”. “Realmente siento que no podría estar acá, no podría haber tenido la alegría que tengo, sin el acompañamiento y la participación, no sólo de mis compañeros de búsqueda, de mis hermanos de la vida, que son los otros nietos que recuperaron su identidad; de la gran sabiduría de las Abuelas, que nos transmiten y que nos preparan para que podamos seguir y llegar al objetivo de encontrar a todos los 300 hermanos que faltan; sino del acompañamiento de toda la sociedad, de todos esos grupos que nos ayudan a hacer la difusión de la campaña Abuelas. Porque mi hermano nos buscó, él nos buscó a nosotros. Él sabía que existía Abuelas, ese faro que prendieron las abuelas y que reproduce toda la sociedad civil desde la buena voluntad, desde la solidaridad”. 

“Yo siempre digo que en realidad nosotros buscamos, pero lo encontramos entre todos porque no hay otra forma de encontrarlos y esto, lo voy a decir una y otra vez, yo tengo la enorme alegría de poder hablar todos los días con él, de poder compartir. Ya lo estoy extrañando, y no hace tantos días que no lo veo y ya lo estoy extrañando y eso me parece hermoso y al mismo tiempo, loquísimo, porque realmente él también tenía ganas de vernos, de encontrarnos, de compartir esa sensación y eso es lo mejor que le deseo a todos mis hermanos de búsqueda”. 

También le dedicó una parte de su intervención a reflexionar sobre su familia, que fue un objetivo preferencial por parte del terrorismo de estado. “Yo me crié en Italia, muchos de mis primos se tuvieron que criar también en el exilio. Pero todos decidimos volver, o casi todos, porque acá está nuestra pertenencia, acá están nuestras raíces. Muchas veces nos quisieron poner en lugares de la historia y de la vida que no queremos, que no ocupamos. Y si bien fuimos golpeados, tenemos muchas ausencias y muchas heridas, no somos víctimas, somos sobrevivientes, somos luchadores y resistimos, seguimos resistiendo y haber encontrado y recuperado a mi hermano es parte de esa resistencia y es una victoria contra todo ese terrorismo de estado que nos quiso aniquilar y que no van a poder, no pueden porque nosotros sabemos que tenemos un legado, una historia que nos une muchísimo”. 

“Yo vine a la Argentina volví del exilio cuando tenía 17 años, conocí a la mayor parte de mis primos y mi familia ya con la mayoría de edad y sentí como sentí con mis hermanos y Abuelas, ese vínculo, esa conexión que es afectiva y al mismo tiempo de pertenencia. Ahí sentí que éramos un grupo invencible en el sentido de que cuando estamos juntos nos queremos, nos sabemos unir y eso es lo que nos hace realmente lo que somos. Cuando digo esto pienso en mi hermano, que no son ni dos meses que es parte de este grupo y que hoy me llamó festejando, orgulloso porque le dieron… llegó la resolución del juez y ahora es oficialmente de la familia Santucho Navajas y me dijo ¡al fin! [Aplausos cerrados] Y cuando me transmitió eso yo en mi cabeza lo primero que pensé es en la fiesta que vamos a hacer en Santiago. Ni bien vayamos, esto es así, no me voy a cansar nunca de decirlo, militancia y joda, no hay otra forma de llevar adelante esto sin alegría, sin amor, no hay lucha. 

En una segunda parte, tanto el Tano, como Teresa se dedicaron a reflexionar sobre la coyuntura actual y los desafíos para las luchas por Memoria, Verdad y Justicia. En este sentido, Tere sostuvo que también es necesario “renovar los lenguajes”. “Los que tienen la manija cambiaron el lenguaje, fueron a las redes, van a las imágenes, va todo rápido. Nosotros nos quedamos en el acto”, afirmó. “El tema es que siempre nos machacaron que era la dictadura militar, dictadura militar, dictadura militar, pero fue una dictadura de poder empresarial, básicamente. Los militares fueron simplemente su brazo armado, no hicieron una vaquita para poder subvencionarla. No, esto estaba subvencionado de arriba y dejaron un plan económico que es el que tenemos ahora. Entonces me parece que los que bancaron esa dictadura de alguna manera pertenecieron al poder y buscan otras estrategias, una fue hacernos pensar que fue sólo militar, que, con meter preso a Videla y Agosti, ya está. Y bueno, tenemos la situación cuando empezó la última dictadura teníamos 4% de pobreza, ahora hay un 40%”. 

En su alocución estuvo muy presente, su madre, Adriana Calvo, que dio su valiente testimonio en el juicio a las juntas y que fue uno de los momentos centrales de la película Argentina 1985. “Yo voy a los actos y me encanta, después de la peli, que el testimonio de mi mamá se hizo tan conocido, porque en ese momento no salió en la tele mi mamá, de frente, contando toda esa historia ¡No la escuchó nadie! si la hubiera escuchado toda la sociedad, jamás hubieran creído en la “teoría de los demonios”. Se hubieran dado cuenta que “el demonio” es uno solo y fue el terrorismo de estado”. 

En esa batalla por los lenguajes, Tere dijo que nos han querido hacer creer que “ser subversivo es negativo”. “Y lo natural es que, si algo funciona mal alrededor tuyo y es profundamente injusto, lo natural es que lo queramos subvertir”. E insistiendo en la idea de la transmisión generacional y mejorar las formas de comunicar, sostuvo que había que empezar a recordar de otra manera a lxs desaparecidxs. “Me parece que hay que rescatar la vitalidad que tenía la generación que exterminaron y desaparecieron. La convicción que tenían, la potencialidad que tenían. Hay que hacerlos aparecer de esa manera. Hay que ponerle alegría, porque la verdad es que ellos también lo buscaban con alegría”. 

Por otro lado, ambos, desde una visión crítica y autocrítica de la realidad reflexionaron sobre la democracia que supimos conseguir. En ese sentido, Tere apuntó a las continuidades represivas en nuestro presente. “Porque pensamos en la Noche de los Lápices, en los pibes desaparecidos, salvando las instancias, todos los abusos policiales que hay hoy contra los pibes y pibas, ¡hay un montón!”. “Hay muchos pibes que son brutalmente abusados. El terrorismo de Estado ahora está en los barrios, en el hambre, en la violencia de género. Entonces me parece que siempre que se hable de memoria, que es para hablar de hoy y proyectar el mañana, si no, no tiene sentido hablar del pasado por el pasado”. 

Por su parte, el Tano se preguntó por las limitaciones o errores que han permitido el avance de la ultraderecha. “Si hoy en día estamos hablando del negacionismo, estamos hablando de este fantasma que quiere venir a destruir el Estado y todo lo que construimos todos estos años, es porque algo hicimos mal nosotros también. Esta democracia que construimos en 40 años no la estamos llenando de contenido no la estamos sosteniendo como deberíamos. Y yo creo que el camino, es el camino de la participación. Tenemos que dejar de ser espectadores, dejar de opinar por las redes y ponernos a trabajar en el sentido que uno quiera. Yo pienso, muchas veces, lo vi en la generación de nuestros viejos, que la militancia lo era todo, pero todo era militancia al mismo tiempo. Era el club de barrio de la célula militante, jugabas al ajedrez y te organizabas torneos, te gustaba lo que fuera y ahí en el contacto con el otro en la construcción colectiva en el expresarse en lo que uno sabe hacer y organizarse, en eso que sabe hacer ya en eso hay un montón de significados para llenar esta democracia que está cada vez más débil”. “Entonces desde donde estamos, desde lo que sabemos hacer, desde nuestros intereses, construyamos sentido. Muchas veces me vienen a preguntar ¿cómo puedo colaborar con Abuelas? ¿cómo puedo ayudar? cada uno desde el lugar que está, cada uno con lo que sabe hacer, con un buen pensamiento, con una buena acción, organizándose, nada más que eso”. “Creo que el camino es ese, todos juntos, colectivamente, con lo que sabemos hacer”. 

Después de estas primeras intervenciones se inició el intercambio con la audiencia. Efectivamente, había muchas ganas de participar, opinar e intercambiar sobre estas temáticas, la coyuntura actual, la memoria, el presente, el futuro. El conversatorio se convirtió en un verdadero encuentro. En la sala había miembros de casi todos los organismos de derechos humanos de la ciudad, militantes políticos, gremiales, autoridades de la facultad y compañerxs independientes. Hubo más de una decena de intervenciones e intercambios. Muchxs plantearon que hacía tiempo que no ocurría un encuentro de este tipo en la Facultad. Otrxs plantearon la necesidad del recambio generacional y todxs la convicción de que la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, sigue y seguirá, hasta que todo sea como lo soñamos. 

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