Por Mario Bortolotto – Docente y delegado gremial de FCEIA UNR
Javier Milei, candidato de “La Libertad Avanza” (LLA), presentó oficialmente su candidatura y plataforma política para las próximas elecciones. Su propuesta, que se pretende “novedosa”, amerita un análisis pormenorizado y una evaluación cuidadosa de las políticas y agendas que se promueven, así como su impacto potencial en la sociedad y en los derechos y conquistas sociales. En última instancia, más allá de las características personales de sus voceros, es el contenido y las consecuencias de estas propuestas lo que debe ser objeto de debate y consideración crítica.
El candidato libertariano (libertaria era la ideología de lxs anarquistas que luchaban contra todo tipo de opresión y explotación) presenta su propuesta con la frase “Volver a ser el país pujante que éramos a comienzos del año 1900”. Sin embargo, esta afirmación parece reflejar una visión nostálgica de la burguesía liberal argentina hacia el pasado, sin considerar la actual crisis capitalista mundial.
Su programa se basa en una “reforma integral” dividida en etapas que se extenderían por un período de “35 años”. Esta periodización evoca las palabras del dictador militar Juan Carlos Onganía en 1966, quien planteaba un gobierno de facto con un plazo de 20 años para llevar a cabo la autodenominada “Revolución Argentina”. Más allá de esto, resulta sorprendente que Milei aspire a que su fuerza política se mantenga en el poder durante un período semejante.
En la plataforma presentada ante el tribunal electoral, Milei propone una primera etapa, con un “recorte significativo del gasto público”, una fuerte “reducción de impuestos” y avances en la flexibilización laboral. Además, impulsa una reforma financiera que promueva una banca libre y desregulada, junto con la libre competencia de divisas. En la segunda etapa, promete la eliminación del sistema público de jubilaciones y pensiones, fomentando su privatización, la implementación de programas de retiros voluntarios, la eliminación de los planes sociales y la supresión del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Como último punto de su plan a largo plazo, plantea la privatización de los sistemas de salud y educación. Estas propuestas reflejan las ideas sostenidas por la generación conservadora de principios del siglo XX y las dictaduras militares que les sucedieron.
El programa de Milei se revela como un plan de contra-reformas que busca erosionar los derechos adquiridos a través de largas luchas de los movimientos sociales, especialmente los obreros, que han enfrentado represión, muerte, persecución y genocidio a lo largo de décadas para obtener esos beneficios.
En el capitalismo del 1900 que Milei evoca con su propuesta, el incipiente proletariado aún no había logrado obtener ciertos derechos mínimos, los cuales fueron resistidos y reprimidos por los gobiernos conservadores y radicales que se sucedieron en los primeros 20 años del siglo XX. Las primeras conquistas surgieron a medida que el capitalismo del nuevo siglo enriquecía a la oligarquía agrícola-ganadera que exportaba hacia Europa, pero a costa de las cada vez más duras condiciones de vida de la clase trabajadora. En última instancia, el objetivo de ese capitalismo agroexportador dependiente era enriquecer a unas pocas familias que vivían en la “Europa sudamericana”, a expensas de grandes sacrificios humanos del proletariado urbano y rural. Las luchas obreras del nuevo siglo generaron inestabilidad política para esos gobiernos oligárquicos-liberales, obligándolos a alternar entre represión y concesiones parciales que permitieron el surgimiento de las primeras y limitadas legislaciones en relación a ciertos derechos.
Es importante reconocer que el plan libertariano de Milei niega la historia del capitalismo, planteando una idea romántica del mismo. Para lograrlo, propone un reseteo de las condiciones laborales y de vida para retroceder hacia una situación carente de derechos, sin protecciones laborales de ningún tipo y con los sistemas de salud y educación plenamente mercantilizados. Su objetivo es empujar a la clase trabajadora a una venta despiadada de su fuerza laboral, con el fin de abaratarla (causa común con el macrismo-larretismo y, pendularmente, también con el peronismo) y aumentar la productividad gracias a una puja desesperada del “mercado laboral” para lograr acceder a los servicios mercantilizados. Está claro que esto resultaría en una mayor subyugación de la fuerza laboral ante condiciones laborales injustas e insalubres.
Por otra parte, los recortes en el gasto público propuestos por su programa generarían una situación desesperante para gran parte de la población, dificultando aún más su subsistencia y la capacidad de hacer frente a los costos necesarios para la reproducción social.
Otra de las propuestas ampliamente difundidas en el programa libertariano es la eliminación del Banco Central. Vale la pena recordar que este banco fue creado en 1935 con el objetivo de regular la moneda y el crédito en el país, buscando poner fin a la inestabilidad económica y monetaria que se había experimentado en décadas anteriores con la crisis económica y financiera a nivel mundial conocida como la Gran Depresión de 1930, que tuvo un impacto significativo en la economía global, incluyendo a nuestro país (que enfrentó dificultades económicas como la caída de los precios de sus principales productos de exportación y una disminución en los flujos comerciales y de capital). Ante esta situación, muchos países buscaron fortalecer su capacidad de regulación y control monetario para hacer frente a las crisis y evitar futuros colapsos financieros. La creación de bancos centrales formó parte de ese movimiento. Por lo tanto, la liquidación del BCRA implicaría derribar una barrera de defensa frente a los dictados del dólar estadounidense y la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos), profundizando la dependencia económica de Argentina. Este es un viejo deseo del capital especulativo y Milei, sin lugar a dudas, encarna los intereses más despiadados del capitalismo.
La propuesta de eliminar los “impuestos” mencionados por Milei se refiere específicamente a las retenciones a la exportación e importación de productos, sobre todo agropecuarios. Esta demanda busca construir un escenario que se asemeje al del capitalismo dependiente predominante a principios del siglo XX en Argentina y responde a los intereses poderosos del complejo agroindustrial del país y transnacional (Cargill, Dreyfus, Bayer, Molinos, etc).. Además, no podemos ignorar los 300.000 millones de dólares depositados por capitalistas nacionales en bancos extranjeros ni las enormes sumas de dinero que fugan anualmente. Así que no parece que el problema radique en las retenciones, las cuales además contribuyen a resolver parte de los problemas sociales generados por un modelo productivo concentrado que apenas genera empleo directo (solo el 0.5% de los puestos de trabajo). Por otro lado, eliminar los impuestos a las importaciones significa destruir completamente sectores productivos nacionales que mantienen una gran cantidad de empleos, cuyos productos no podrían competir con los de países de mayor tecnología o mano de obra más barata.
El programa de Milei propone desmantelar los avances en derechos civiles y sociales, como la educación sexual integral (ESI), la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), el matrimonio igualitario y el reconocimiento de identidad de género. Milei ha expresado opiniones negativas sobre estos derechos, pero desde planteos confusos y puramente ideológicos, ya que precisamente la falta de legislación en estos temas resultaba en pérdida de vidas debido a prácticas clandestinas, violencia, abusos y discriminación. Las leyes que pretende eliminar son una afirmación de la vida humana, el respeto a las diferencias y la protección de los cuerpos y las subjetividades. Son pasos hacia una sociedad más digna y libre.
A pesar de que afirma defender la libertad, LLA tiene una agenda patriarcal, lo cual puede parecer contradictorio. Sin embargo, es comprensible dado que el capitalismo al que hacen referencia era profundamente patriarcal, donde las mujeres y las identidades no conformes sufrían injusticias, explotación, violencia y abusos. A nivel electoral, el partido de Milei también busca atraer votos estableciendo alianzas con sectores fundamentalistas religiosos que se oponen a estos derechos, posiciones que expresa claramente su candidata a vicepresidenta, la actual diputada Victoria Villarruel.
FOTOS: Postales de la miseria de la clase trabajadora en el 1900, los tiempos que añora Milei y que dice que eran de prosperidad … para la oligarquía agroexportadora!
Un programa autoritario y fracasado
La plataforma política libertariana se caracteriza por presentar un conjunto de medidas que implicarían un enfrentamiento directo con las conquistas sociales logradas por la mayoría de la clase trabajadora y el movimiento feminista. Se percibe un enfoque ideológico nostálgico hacia el capitalismo del siglo XIX, una época en la que el sistema podía explotar, saquear y someter a las masas sin regulaciones, controles, demandas o límites.
La destrucción de estos derechos y conquistas requeriría de un régimen corrupto, autoritario y represivo. En Argentina, solo las dictaduras militares (a través de sucesivos golpes de Estado, desde 1930 hasta 1976) y regímenes corruptos (como los de Carlos Menem y Fernando De la Rúa) lograron suspender o hacer retroceder algunos derechos, utilizando tanto el soborno como la violencia estatal.
La retórica “libertariana” utiliza el concepto de libertad de una manera contradictoria con respecto a las medidas que proponen. Eliminar los derechos adquiridos a lo largo de un siglo de luchas requeriría aplastar las resistencias que surgirían en respuesta. Por eso, no es sorprendente que parte de su estrategia discursiva consista en estigmatizar a los movimientos sociales, quienes han sido protagonistas principales de la resistencia callejera contra las políticas de ajuste y la defensa de los derechos de protección social en tiempos de crisis. Esto sirve como preparación para la implementación de sus políticas, identificando a estos movimientos como un “enemigo interno” que podría obstaculizar sus medidas reaccionarias. Por eso, como parte de sus consignas promueven la estigmatización y la mano dura hacia estos movimientos de personas excluidas.
Ya hemos presenciado cómo estas políticas pueden terminar en tragedias, como la que dejó una treintena de asesinados durante las protestas del 19 y 20 de diciembre del 2001 o la Masacre de Avellaneda, con el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki a manos de la policía.Estos eventos históricos destacan la peligrosidad de estas políticas y muestran que pueden conducir a la represión y la violencia contra aquellos que defienden sus derechos y luchan por un cambio social. Es importante tener en cuenta estos antecedentes al evaluar las propuestas y discursos “libertarianos”.
En relación a los planteos privatizadores incluidos en la plataforma, las experiencias pasadas muestran que la mayoría derivaron en fracasos estrepitosos. Durante la década de 1990, la privatización de empresas públicas argentinas como YPF, Gas del Estado, SOMISA, Aguas y Energía Eléctrica, ENTEL y Ferrocarriles Argentinos provocó graves crisis sociales, además de desempleo y un fuerte aumento de los precios y tarifas. Hasta el día de hoy, seguimos sufriendo las consecuencias de esas políticas, con la pérdida de empresas estratégicas, servicios de mala calidad y la destrucción de puestos de trabajo. Se estima que alrededor de 500.000 empleos se perdieron de conjunto durante el proceso de privatizaciones
En cuanto a las reformas laborales, ya fueron implementadas en Argentina, Colombia, Ecuador y Perú como parte de las reformas estructurales impulsadas por los distintos gobiernos neoliberales, confirmando su impacto negativo en el mercado laboral y la creación de empleo. Aunque el discurso oficial afirmaba que los cambios en la protección contra el despido y la flexibilización de los contratos de trabajo tendrían efectos positivos en el empleo, lo cierto es que sucedió todo lo contrario, ya que estas reformas no se tradujeron en una generación y mejora de empleos, limitándose a aumentar las ganancias empresariales. Estos pocos ejemplos ponen de manifiesto los riesgos y las consecuencias negativas que pueden surgir de las políticas de privatización y las reformas laborales orientadas a la flexibilización. Es importante tener en cuenta estos antecedentes al evaluar la reaparición de propuestas similares.
El enfoque general de la plataforma de Milei se centra en cuestionar los derechos de grandes sectores de la clase trabajadora y del pueblo, considerándolos como uno de los principales “problemas” a eliminar. Pero los libertarianos ignoran deliberadamente que una gran parte de la sociedad hoy ni siquiera tiene garantizados muchos de estos derechos por parte del Estado. Por ejemplo, el 45% de la clase trabajadora se encuentra actualmente en la informalidad laboral y no disfruta de las protecciones que se garantizan para un empleo formal. Además, existen deficiencias en la implementación de leyes de protección a la infancia y en la aplicación de la Educación Sexual Integral (ESI). El problema radica en asegurar el cumplimiento de estos derechos, no en su eliminación.
El alcance de éstas ideas
Los libertarianos se aprovechan de la falta de conocimiento histórico generalizada y difunden mentiras a través de las redes sociales o los grandes medios bajo control monopólico de las empresas de telecomunicación, que durante meses apostaron a darle voz a Milei para correr el discurso político cada vez más a la derecha.
Mientras que, como decíamos antes, el hecho de que casi la mitad de la clase trabajadora no puede disfrutar plenamente de sus derechos debido al crecimiento de la informalidad laboral, hace que muchas veces no se comprenda plenamente la importancia y el alcance de los mismos, llegando a no reconocerlos como propios y pensando que no serán afectados por el brutal programa regresivo de LLA.
Lo que se encuentra en el fondo del auge libertariano es que buena parte de la población comparte un sentimiento de hartazgo hacia los fracasos y las promesas incumplidas de los grandes partidos políticos que ostentan el poder en Argentina, aunque sin reconocer aún que estos fracasos son producto de un sistema diseñado para beneficiar a una minoría privilegiada en lugar de atender a las grandes mayorías. Este sistema forma parte de un régimen mundial en el que 50 personas acumulan una riqueza equivalente a la de 3000 millones. Por esta razón se reciben con entusiasmo discursos enérgicos, estigmatizadores y discriminadores como manifestación de hastío hacia la crisis multidimensional y civilizatoria del capitalismo.
El pensamiento único neoliberal, que no dejó de abonarse en las últimas décadas, tiene un correlato directo en el plano subjetivo de amplias capas sociales. La idea neoliberal de que no hay alternativa por fuera de los márgenes dictados por el capital, conforma una tierra fértil para que las ideas del decálogo libertariano logren hacer carne. El fracaso del capitalismo a nivel mundial y local genera tensiones respecto de las salidas progresistas ya que a menudo, atrapados en compromisos y acuerdos con fracciones del capitalismo, no enfrentan de manera decidida los intereses del capital transnacional y terminan administrando la crisis y reproduciendo la dependencia económica. El Frente de Todos es un claro ejemplo de ello ya que, como otros gobiernos de este tipo, no hizo más que mostrar su incapacidad para responder a las demandas de las mayorías asalariadas y garantizar el cumplimiento de los derechos establecidos por ley, lo cual, entre otras consecuencias, también contribuyó a abrir la puerta para que ideas reaccionarias penetren en el imaginario popular.
Los sectores medios (profesionales, comerciantes, cuentapropistas y empresarios pequeños) a menudo se ven seducidas por estas propuestas que evocan los supuestos beneficios del capitalismo ascendente de principios del siglo XIX que prometen movilidad social sin tener en cuenta las miserias y atrocidades humanas que acompañaron a ese período histórico. Luego, estos mismos sectores se sorprenden y se horrorizan ante la barbarie social que generan estas políticas.
El mejor antídoto a las ideas de ultraderecha
El avance de los discursos de derecha puede observarse como fenómeno en todo el mundo, especialmente en países capitalistas centrales donde se manifiesta mediante el surgimiento de corrientes políticas caracterizadas como neoconservadoras o neofascistas, entre otras. Frente a una crisis simultánea de naturaleza económica, política, representativa e institucional, aparecen estas tendencias que intentan salvar al sistema con propuestas extremas y reaccionarias, buscando disuadir a las masas de la expectativa en cualquier salida postcapitalista. Es probable que estemos atravesando un período prolongado de inestabilidad como producto de crisis y reconfiguraciones de los equilibrios logrados por el capitalismo en décadas previas, lo cual también permite la irrupción de estas corrientes, que en algunos casos incluso logran cierto grado de apoyo popular.
El desafío para enfrentarlas pasa por multiplicar las acciones, campañas y encuentros desde el campo sinceramente progresista y revolucionario, poniendo en evidencia los verdaderos objetivos y consecuencias de las políticas que impulsan estas corrientes políticas.Para ello es necesario fortalecer las organizaciones populares anticapitalistas y feministas para que, mientras promueven la movilización social para defender los derechos también sean capaces de explicar de manera pedagógica que la solución no puede ser volver a condiciones de explotación ya superadas sino mantener la perspectiva de una salida a la crisis desde y para el pueblo, con un programa de redistribución de las riquezas creadas por el trabajo pero hoy acaparadas por pocos, una transformación de las estructuras productivas con participación popular y rompiendo con las cadenas de dependencia impuestas por instituciones como el FMI y una superación del modelo propuesto por el extractivismo expoliador-contaminante.
Por todo esto consideramos que hoy es más necesario que nunca desafiar y resistir las propuestas autoritarias y conservadoras que pretenden socavar los avances logrados, mantener las desigualdades existentes y profundizar la dependencia nacional.
Cuadro histórico de algunos de los derechos laborales y sociales conquistados en Argentina, que Milei querría borrar de un plumazo:
- Ley 1420 de 1884: Esta ley declaró la Educación común, gratuita, laica y obligatoria.
- Reforma Universitaria de 1918: Uno de los pilares de la Reforma Universitaria fue el principio de la gratuidad universitaria.
- Ley de Contrato de Trabajo de 1929: Esta ley estableció los principios básicos de las relaciones laborales, reconociendo derechos como la jornada laboral máxima, el descanso semanal y el derecho a la negociación colectiva. Fue un hito importante en la legislación laboral argentina.
- Ley de Contrato de Trabajo (1938): Esta ley estableció regulaciones y protecciones para los trabajadores, incluyendo disposiciones sobre jornada laboral, descanso semanal, vacaciones pagadas y seguridad en el trabajo. También se estableció el sistema de indemnización por despido y se promovió la creación de sindicatos.
- Ley de Accidentes de Trabajo (1939): Esta ley creó el seguro obligatorio de accidentes de trabajo, con el fin de proteger a los trabajadores ante lesiones y enfermedades relacionadas con su empleo. Estableció un sistema de compensación económica para los trabajadores afectados y promovió la prevención de accidentes laborales.
- Ley de Amparo Sindical (1940): Esta ley otorgó reconocimiento legal a los sindicatos y garantizó su autonomía y libertad para representar a los trabajadores. También estableció mecanismos para la solución de conflictos laborales y negociación colectiva.
- Ley que establece la salud pública gratuita 1947 y ampliada en 1949.
- La Ley de Educación Superior de 1949 estableció la gratuidad de la educación superior en Argentina.
- Ley de Contrato de Trabajo de 1974: Amplía y consolida los derechos laborales, estableciendo regulaciones más detalladas sobre condiciones de trabajo, protección del empleo y derechos sindicales.
- Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de 2005.
- Ley de Educación Sexual Integral (ESI) de 2006. Tiene como objetivo promover la educación sexual integral en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, tanto público como privado.
- La Asignación Universal por Hijo fue creada en el año 2009. Brinda apoyo económico a las familias con niños y adolescentes menores de 18 años que se encuentren en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica.
- Ley de Matrimonio Igualitario en 2010. Reconocimiento legal del matrimonio igualitario en Argentina brindó a las parejas del mismo sexo una serie de derechos y beneficios, como la adopción conjunta, la herencia, la seguridad social y la cobertura de salud.
- Ley de Identidad de Género en 2012. Establece el derecho de toda persona a ser reconocida en su identidad de género autopercibida y a que se respete su nombre, imagen y sexo registral.
- Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (2020). Mujeres y personas gestantes pueden acceder de manera segura y gratuita a la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación.