Nos responden nuestrxs compañerxs Mario Bortolotto (COAD UNR, en Conadu) y Cecilia Piérola (AGD UBA, en Conadu Histórica).

Tras varias semanas de medidas de lucha de la docencia universitaria nucleada en Conadu Histórica y algunas asociaciones de base de Conadu, finalmente se concretó la revisión salarial, sin embargo insuficiente para siquiera conservar el poder adquisitivo. Aquí compartimos algunas preguntas

La revisión que se firmó, ¿gana o empata a la inflación del período?
No. Tomemos el periodo que corresponde a nuestra paritaria, es decir marzo 2022 – febrero 2023. La inflación según los índices que ya se conocen (hasta septiembre de 2022) y lo que proyecta el Relevamiento de Expectativas del Mercado del Banco Central (REM – BCRA) será de 105.01%, pero el aumento firmado es de 82% sin cláusula gatillo alguna.
Lo que se firmó incluye una “revisión” en diciembre (fechas en que nuestro sector difícilmente pueda manifestarse, movilizarse, etc.). La inflación entre marzo de 2022 y diciembre de 2022 según el INDEC y el REM estaría cerca del 83%. O sea que ni siquiera se empata hasta la revisión.
El asunto del periodo es algo que hay que poner sobre la mesa: la naturaleza de la paritaria anual es que se discuta una sola vez al año y luego se actualice automáticamente según inflación. Así lo hacen la enorme mayoría de los sindicatos. Sin embargo, en nuestro sector el gobierno y la firma de las conducciones de Conadu y Fedun han roto el período paritario imponiendo cuotas para unos pocos meses (en este caso tres) y volviendo a abrir la paritaria varias veces al año, con el desgaste y la incertidumbre que eso implica. Hay que terminar con eso y restablecer el periodo paritario que corresponde.

¿Cuánto se lleva perdiendo desde que asumió el macrismo hasta ahora?
21 salarios y medio.
Una manera de conmensurar el derrotero salarial es equiparar la cantidad de salarios actuales perdidos que se acumulan desde entonces. En esa línea podemos afirmar que hemos acumulado una pérdida equivalente a 21,5 salarios actuales, desde el 1 de diciembre del 2015. Sin lugar a dudas, durante el mandato del Presidente Mauricio Macri, sufrimos una abrupta caída del salario y el nuevo gobierno llegó al poder ejecutivo con promesas de recuperación de ese brutal ajuste sufrido durante aquel período (especialmente durante la segunda parte del gobierno macrista).

¿Y desde que asumió el Frente de Todos?
Más de 5 salarios.
Con la misma lógica anterior, este cálculo nos da una pérdida acumulada equivalente a 5,2 salarios actuales, desde el 1 de octubre del 2019. Tomamos esa fecha de referencia, porque apenas asumió el gobierno del Presidente Alberto Fernández incumplió el acta paritaria que estaba vigente, en la que se debía ajustar automáticamente la inflación de los meses de octubre de 2019 hasta enero de 2020. Por lo tanto, a comienzos del nuevo gobierno padecimos una caída del 7 % en el poder adquisitivo de nuestros salarios, sin siquiera la excusa de la pandemia. A pesar de que gracias a la lucha que se realizó en varias universidades del país por momentos logramos cierta recuperación, el balance de casi tres años es una consolidación de una nueva pérdida salarial.

La firma por la aceptación de la oferta salarial, ¿representa el voto de la docencia?
No. Si se hiciera un congreso con congresales en cantidad proporcional a la cantidad de afiliadxs de los sindicatos de todas las federaciones, ganaría el rechazo.
El acta paritaria resulta “aceptada” cuando firman la cantidad de federaciones nacionales suficientes como para sumar entre sus sindicatos a la mayoría de lxs docentes afiliadxs a algún sindicato. Pero eso distorsiona la votación de la docencia, por varios motivos. Uno es que muchos docentes no están afiliados a ningún sindicato, por lo cual su opinión “no cuenta”. Otro es que aunque al interior de una federación la aceptación ganara por poco margen, se contabiliza como si la federación de conjunto aceptara. Además, en algunas federaciones se vota con el criterio un sindicato = un voto (es decir, en plenario de secretarías generales y no en congreso), por lo cual quedan sobrerepresentados sindicatos con muy pocxs afiliadxs.
En el último tiempo cada vez más asociaciones de base de Conadu incluyendo algunas de las más grandes, vienen posicionándose como lo hace Conadu Histórica, aunque sin lograr imponer por ahora una mayoría al interior de Conadu.
Si bien sería necesario contar con más datos y un análisis riguroso de ellosos, puede afirmarse que esta propuesta de revisión no es aceptada por la mayoría de la docencia.

¿Y por qué, entonces, las conducciones de FEDUN y CONADU firman?
Porque priorizan sus intereses partidarios antes que los sindicales. Porque son militantes de un gobierno antes que militantes sindicales. Además, desde el año 1997, cuando el gobierno de Carlos Menem impuso el Decreto 1007, se instauró la llamada “cuota solidaria”, por la cual se dispone una suma de dinero igual al 1% de la masa salarial negociada para repartir entre las representaciones gremiales firmantes de los acuerdos. Esta normativa aún sigue vigente, y para las conducciones burocráticas funciona como un “estímulo”, por llamar suavemente, para firmar acuerdos aunque sean contrarios a los intereses de las bases trabajadoras que representan. Dado la poca representatividad de algunas de las federaciones que se sientan a negociar (que son seis), parte de sus estructuras burocráticas necesitan de esos recursos para que sean sostenibles.
En el caso específico de esta revisión hay que agregar que lejos de haber “negociación”, el gobierno se reunió a solas con la conducción de Conadu, le transmitió la propuesta para que Conadu la acepte, y con esa oferta ya impuesta se sentaron a la mesa con las demás federaciones, sin oportunidad de negociar nada. El gobierno y la conducción de Conadu impusieron esta revisión al conjunto de la docencia.

Y ahora, ¿cómo seguimos?
Conadu Histórica llevará adelante un paro y jornada de protesta nacional el día martes 25/10. Es posible que algunas asociaciones de base de Conadu también convoquen a ese paro. Pero es evidente que hay que alentar a la presión por abajo, desde cada unidad académica, para doblegar las conducciones por arriba. Es vital recomponer el movimiento universitario y su capacidad de resistencia y transformación. Porque lo que está ocurriendo es la consolidación de un ajuste de largo plazo, que podemos ubicar en una tendencia continua de caída del presupuesto universitario desde el año 2014. Y el presupuesto presentado en el congreso nacional para el período 2023 persiste en la misma dirección.
De nuestra parte estamos apostando a re-articular el activismo y alentar al resurgimiento de la movilización estudiantil. Creemos que es uno de los protagonistas ausentes en la discusión de este año, luego de dos años de parate total producto de la pandemia de COVID 19.

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