El 20 de octubre de 2010, en el marco de una jornada de reclamo de lxs trabajadorxs precarizadxs del Ferrocarril Roca, una patota de la Unión Ferroviaria (UF) asesinó a Mariano Ferreyra e hirió gravemente a la militante del Polo Obrero Elsa Rodríguez y a Nelson Aguirre.
Mariano era un pibe de 23 años que desde muy joven había comenzado a militar en el Partido Obrero, en Avellaneda. Si bien cumplía tareas políticas en la sede del CBC de la UBA que funciona en dicha localidad, Mariano no era ajeno a otras luchas que se desarrollaban en la zona. Por eso, aquella tarde se encontraba en la primera línea del reclamo de lxs precarizadxs del Roca. Como tantas veces en la historia de nuestro país, los trabajadores fueron reprimidos por quienes deberían representarlos: una barra brava de la Lista Verde de la UF, dirigida entonces por el burócrata Raúl Pedraza, que disparó a sangre fría contra quienes se encontraban reclamando. El tiroteo dejó herida a Elsa y muerto a Mariano.
Está claro que Pedraza no actuaba solo. Cómo líder histórico del gremio ferroviario y referente de la burocracia sindical peronista, tenía estrechas relaciones con numerosos funcionarios del Gobierno nacional entonces encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, entre ellos el propio ministro de Trabajo Carlos Tomada, un recurrente cómplice de la precarización laboral en el Estado.
La muerte de Mariano abrió un nuevo escenario en la política argentina. Miles de jóvenes, acompañados por organizaciones políticas y sociales, se volcaron a las calles para reclamar justicia. Lxs que marchamos entonces, entendimos rápidamente que su asesinato no podía explicarse como el “exceso” de una patota, como proponía el Gobierno, sino que constituía el más claro símbolo de la intención oficial de amedrentar a los sectores combativos que salían a luchar por condiciones dignas de trabajo, en un contexto como el de 2010 en el que la precarización y el desempleo aumentaban día a día. Pero no lo lograron. Las movilizaciones multitudinarias a nivel nacional, el copamiento de la agenda pública y las constantes actividades de agitación en todos los espacios de militancia consiguieron hacer efectiva la exigencia de Justicia y Castigo a los responsables (tanto a los directos como a los políticos e intelectuales), garantizando que la causa no quede juntando polvo en algún escritorio del Poder Judicial.
Ya pasaron doce años de aquella tarde que nos estremeció y los vericuetos de la política argentina hacen que hoy se encuentre en el poder la misma fuerza política que gobernaba entonces. El actual gobierno del Frente de Todos, fiel seguidor de los mandatos del FMI, despliega un ajuste que nuevamente golpea a los mismo sectores por los cuales Mariano siempre militó. La precarización, los bajos salarios, la precarización del mundo del trabajo golpean a lxs mas pobres. La pasividad de la mayoría de los sindicatos sigue la línea de complicidad expresada por Pedraza y Tomada. Hoy urge seguir el ejemplo de Mariano, un militante solidario con las cusas de lxs trabajadorxs.
Es por todo esto que muchxs seguimos en la misma vereda de lucha inclaudicable contra la represión del Estado y de sus agentes tercerizados, más convencidxs que nunca de la necesidad de avanzar en la construcción de un modelo sindical democrático y clasista, porque estamos segurxs de que el fin de todas las precarizaciones solo es posible si se lucha por cambiar este mundo de raíz, como lo hacía Mariano.
¡Hasta el socialismo siempre, Mariano!