Una entrevista con Sylvia Rivera, activista trans, protagonista de los levantamientos de Stonewall, fundadora de STAR -Street Transvestite Action Revolutionaries-. Traducción por Gabriela Mitidieri del libro “Street Transvestite Action Revolutionaries. Survival, revolt and queer antagonist struggle”
Levantamientos de Stonewall
Me fui de casa a los 10 años en 1961. Hice la calle en la 42. Los comienzos de los ’60 no eran buenos tiempos para las travas, los nenes afeminados o para los chicos que usaban maquillaje como lo hacíamos nosotras. En ese entonces la policía nos pegaba, todos nos pegaban. No me asumí travesti hasta fines de los 60 cuando las travas empezaron a ser arrestadas, qué degradante que era eso. Me acuerdo de la primera vez que me arrestaron, ni siquiera estaba toda producida. Estaba caminando por la calle y me paró la policía. Siempre sentimos que la policía era el verdadero enemigo. No esperábamos de ellos nada más que ser tratadas como si fuéramos animales, y así nos trataban. Nos confinaban en un corralito como si fuéramos una parva de freaks. Nos faltaban el respeto. Muchas de nosotras fuimos molidas a palos y violadas. Cuando terminé yendo a la cárcel, para cumplir 90 días de arresto, trataron de violarme. De manera muy amable cagué a piñas a un tipo.
Las pasé todas
En 1969, la noche del levantamiento de Stonewall, era una noche densa de calor. Estábamos en el (bar) Stonewall y vimos venir las luces. Paramos de bailar. Entró la policía. Ya les habían pagado más temprano esa semana. Pero el Inspector Pine entró -él y su escuadrón moral- para gastar más dinero del gobierno.
Nos sacaron afuera y trataron de arriarnos a las camionetas de la policía. Los policías nos empujaron contra unas vallas. La gente empezó a tirarles monedazos a los agentes.
Y ahí empezaron los botellazos. Y entonces finalmente teníamos al escuadrón moral haciendo barricada en el edificio del Stonewall, porque de hecho nos tenían miedo en ese momento. No sabían que íbamos a reaccionar de esa manera.
No nos íbamos a tragar más su mierda. Habíamos hecho tanto por otros movimiento. Era hora.
Era la gente gay del Village en el frente: linyeras que vivían en el parque de Sheridan Square afuera del bar y las travas detrás de ellxs y todo el mundo detrás nuestro. Habían cortado las líneas de teléfonos del Stonewall Inn y nos habían dejado a oscuras.
Un reportero del Village Voice estaba en el bar en ese momento. Y de acuerdo a los archivos del Village Voice, el Inspector Pine le alcanzó un arma y le dijo “Tenemos que abrirnos paso peleando para salir.”
Esto fue después de que una bomba molotov fuera lanzada y que trabáramos la puerta del bar con un parquímetro. Así que estaban listos para venir a dispararnos esa noche.
Finalmente la Fuerza Policial Táctica llegó después de 45 minutos. Un montón de gente se olvida de que por 45 minutos los tuvimos atrapados ahí dentro.
Todxs nosotrxs estábamos involucradxs en tantos movimientos en esa época. Todxs estábamos metidxs en el movimiento de mujeres, el movimiento por la paz, por los derechos civiles. Éramos todxs radicales. Creo que eso es lo que se vió ahí.
Te cansás de nomás ser oprimidx
STAR se armó después de una sentada en Weinstein Hall en la Universidad de Nueva York en 1970. Luego se hizo una filial en Nueva York, una en Chicago, una en California y en Inglaterra.
STAR era para la gente gay de la calle, la gente sin hogar y para cualquiera que necesitara ayuda en ese momento. Marsha y yo siempre estábamos metiendo gente en nuestros cuartos de hotel. Marsha y yo decidimos conseguir un edificio. Estábamos intentando escaparnos del control mafioso en los bares.
Encontramos un edificio en la intersección de la 213 Este y la 2nd Street. Marsha y yo decidimos que era tiempo de ayudarnos mutuamente y de ayudar a otrxs chicxs. Alimentamos gente y conseguimos ropa. Pusimos en marcha ese edificio. Salíamos a hacer la calle. Pagábamos el alquiler. No queríamos que lxs chicxs anduvieran haciendo la calle. Ellxs salían y conseguían comida. Siempre había comida en la casa y todo el mundo se divertía. Duró como por dos o tres años. Nos sentábamos ahí y nos preguntábamos, “Por qué sufrimos?” Mientras más nos involucrábamos en los movimientos nos decíamos, “por qué siempre tenemos que quedarnos con la parte más dura del asunto?”
Tiempo después, cuando los Young Lords (un grupo de jóvenes revolucionarixs de Puerto Rico) llegaron a la ciudad de Nueva York, yo ya estaba en GLF (Frente de Liberación Gay). Había una manifestación masiva que empezaba en el Harlem Este a fines de 1970. La protesta era contra la represión policial y decidimos sumarnos a la marcha con nuestra bandera de STAR. Esa fue de las primeras veces que la bandera de STAR fue mostrada en público, de las primeras que STAR aparecía como grupo. Terminé conociendo algunxs de lxs Young Lords ese día. Me volví una de ellxs. Cada vez que necesitaban ayuda, yo estaba ahí para lxs Young Lords. Era nomás el respeto que nos brindaban como seres humanos. Nos respetaban un montón. Era una sensación fabulosa para mi ser parte de lxs Young Lords como travesti y que mi organización (STAR) fuera parte de lxs Young Lords.
Conocí a Huey Newton (líder del partido de lxs Panteras Negras) en la Convención Revolucionaria del Pueblo en Philadelphia en 1971. Huey decidió que éramos parte de la revolución, que éramos gente revolucionaria.
Yo era una radical, una revolucionaria. Todavía soy una revolucionaria. Estaba orgullosa de estar abriendo caminos y de ayudar a cambiar las leyes y lo que fuera. Estaba muy orgullosa de estar haciendo eso y estoy orgulllosa de lo que aún hago, no importa lo que tome.
Hoy tenemos que seguir peleando contra el gobierno. Tenemos que pelear. Están recortando la salud pública, recortando la medicación para la gente con HIV. Quieren sacar a las mujeres de los planes asistenciales y meterlas en ese programita de trabajo. Quieren recortar subsidios. Están sacándonos los descuentos en comida. Esta gente que recorta está haciendo millones y millones de dólares como los CEOs que son. Por qué el gobierno quiere quitarnos estas cosas? Lo que están haciendo es recortarnos de nuevo. Es que no nos pueden dar un respiro?
Estoy contenta de haber estado en el levantamiento de Stonewall. Me acuerdo de que cuando alguien tiró una Molotov pensé, “Dios mío, la revolución llegó. La revolución finalmente está acá!”
Siempre creí que íbamos a dar pelea. Simplemente lo sabía. No sabía que iba a ser esa noche.
Estoy orgullosa de mí por haber estado ahí esa noche. Si me hubiera perdido de ese momento, me habría dolido porque ahí fue cuando vi el mundo cambiar para mí y para mi gente.
Por supuesto, todavía tenemos un largo camino por delante.