Este Martes, finalmente el Tribunal Oral Federal N2 condenó a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en el marco de la causa conocida como Vialidad.
El fallo se produce después de un juicio pleno de irregularidades y de evidentes connivencias entre el Poder Judicial, los medios de comunicación y la oposición política. A esta situación se le agregó el estallido del escándalo por las filtraciones del viaje que el Grupo Clarín le pagó a jueces, agentes de inteligencia y funcionarios porteños a las tierras ocupadas ilegalmente por el millonario Joe Lewis en el Lago Escondido, ulterior prueba de ese mismo entramado de negocios turbios y relaciones espurias de poder.
Así, la sentencia deja al desnudo su evidente intención política, en un caso que no tiene absolutamente nada que ver con la intención de condenar ningún tipo de corrupción sino que meramente busca correr del medio a la dirigenta.
La condena a CFK construye una proscripción política donde los sectores de poder más concentrado a través del andamiaje judicial pretenden definir quienes pueden ser candidatxs en elecciones libres. Es necesario un masivo rechazo popular a la condena, como así también un cambio de raiz del Poder Judicial, el poder menos afectado desde la última dictadura militar, con un verdadero programa de democratización de la justicia.