El Cordobazo ha pasado a la historia como el ejemplo y prototipo de la rebelión popular de los 60-70 en Argentina. Su centralidad no es para nada casual, la poderosa alianza obrero- popular- estudiantil que se condensó durante sus jornadas es una de las razones de la importancia política e histórica del Cordobazo. La imagen de la policía en retirada y que se tuvo que auto acuartelar después de no poder evitar que la ciudad fuera tomada literalmente por un pueblo insurrecto, es otra. A ello le siguió la ocupación militar, con un ejército que parecía invasor en su propio país. La dictadura de Onganía, que se había propuesto quedarse 20 años o el tiempo en que tardara en cumplir sus objetivos, tuvo que poner plazos para su retirada. El Cordobazo había herido de muerte al régimen militar y toda su maquinaria autoritaria y represiva.

También es necesario entender al Cordobazo en el marco de un ciclo de protesta que lo incluye de manera privilegiada, pero no aislada. Se han contabilizado alrededor de 30 acciones que recibieron el sufijo Azo. Los Rosariazos, el Mendozazo, Tucumanazos, Viborazo, Cipolletazo, Choconazo, Trelewazo y muchos más, nos hablan de una Argentina sublevada, en las calles, en las barricadas, que hacían imposible la dominación, la hegemonía autoritaria. Ese también fue el contexto de la emergencia del clasismo, de la rebelión estudiantil, campesina y el crecimiento y desarrollo de las organizaciones armadas. El mayo rabioso de 1969 abría un período de auge de masas con una ofensiva popular que buscaba también nuevos horizontes: la patria socialista.

El Cordobazo, los Azos forman parte de la tradición rebelde de nuestro pueblo y que ha vuelto a expresarse también en los 90 con el Cutralcazo, el Santiagueñazo o el Argentinazo de 2001. No hace mucho, un Mendozazo del Agua y un ChubutaAguazo recorrieron las provincias ambicionadas por el extractivismo minero para decir que «No es No» y el «Agua Vale más que el Oro». Hace pocos días las calles de Catamarca veían desfilar a miles y voltear con su acción un decretazo impopular.

En tiempos de gobiernos ensoberbecidos que se proyectan por 20 años, en tiempos de ejercicio tiránico del poder, de protocolos y garrotazos, de ofensivas políticas e ideológicas, de malmenores y decepciones, es bueno volver a recorrer nuestra geografía marcada por las rebeliones, por estallidos que demostraron que hay otros caminos, que no está escrita nuestra derrota y que la rebelión es la mejor de nuestras tradiciones.

¡Viva el Cordobazo! 

¡Vivan los Azos!

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