A más de un año del gobierno de Javier Milei y la Libertad Avanza podemos afirmar que representa una amenaza fascista. Contra los pronósticos que planteaban que Milei no iba a poder gobernar, sucedieron una serie de hechos que demostraron lo contrario. En el Congreso el gobierno logró una mayoría en alianza con el PRO, una parte de la UCR y una parte del PJ. Incluso, se le otorgó al ejecutivo facultades extraordinarias. En términos de conflictividad social, gran parte de las conducciones sindicales y políticas optaron por “darle tiempo” y consideraron que no era el momento de salir a luchar a las calles, o que se saldría para luego negociar a espaldas de la clase trabajadora, o se dedicaron a la espera de otros resultados electorales. Así, lograron la aprobación de la Ley Bases, persiguieron y reprimieron a los movimientos sociales y la izquierda con una planificada serie de procesamientos y elevaciones a juicio, desplegaron su discurso de odio hacia mujeres y disidencias, le pegaron a jubiladxs y consiguieron gobernar sin aprobar ningún aumento presupuestario en una situación de caída salarial y deterioro de nuestras condiciones de vida.

En materia de derechos humanos, es evidente que continúa la disputa por el significado de la última dictadura militar en las viejas y nuevas generaciones. El partido de gobierno busca romper con consensos sociales conquistados por las luchas de Memoria, Verdad y Justicia. Si durante el macrismo discutimos con el negacionismo que nos atacó planteando que no fueron 30.000, hoy nos encontramos en un capítulo todavía más avanzado de esa ofensiva. La derecha y los poderes concentrados realizaron un balance de la experiencia de Cambiemos que arrojó que su error principal fue el “gradualismo”. Hoy, una expresión de ultraderecha tiene la presidencia del país. Desde ese lugar, se realiza una reivindicación explícita del genocidio de los 70. Con la puesta de la banda vicepresidencial a Victoria Villarruel, un cuadro político formado por las últimas generaciones de dictadores, se firmó una declaración de guerra contra nuestra memoria. La disputa por el significado de la última dictadura cívico-militar se encuentra abierta. Con este gobierno no está garantizada la búsqueda de nietos, la cárcel para los genocidas ni las políticas que se construyeron desde los sitios de memoria. Mucho menos la recuperación histórica de la vida y la lucha de lxs desaparecidxs. Con el ejemplo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, debemos dar un mensaje unificado de todos los sectores populares contra la dictadura, su genocidio y su plan económico, que hoy Milei pretende retomar.

Pese a este panorama que se presenta sombrío, fuimos miles los que movilizamos en los dos paros generales convocados por la CGT, tomamos las facultades y llenamos las plazas del país con las Marchas Federales Educativas. Recientemente, la convocatoria del 1F incorporó la consigna anti-fascista a nuestras luchas. Esto representa un salto que nos une con un movimiento internacional contra el ascenso de la derecha y el fascismo. A su vez, la convocatoria puso en el centro un debate político contra todo el programa del gobierno de Milei y no solo contra alguna de sus políticas en particular. Con este piso ideológico construido tenemos que ser millones este 24 de Marzo en todo el país.

Una democracia en crisis

A casi 50 años del inicio de la última dictadura militar, Argentina vive un momento excepcional en su historia reciente. La llegada de La Libertad Avanza a la presidencia tiene como punto de partida una crisis de representación del conjunto del sistema político y las deudas incumplidas de la restitución democrática. Aunque Alfonsín prometió que “con la democracia se come, se cura y se educa”, venimos de muchos años de crecimiento sostenido de la pobreza, desfinanciamiento e insuficiencia del sistema público de salud y educación, pluriempleo, falta de soberanía económica y otros problemas estructurales que no han sido resueltos.

Las libertades democráticas que se consiguieron a partir de las movilizaciones contra la dictadura militar (como las movilizaciones de las Madres y Abuelas y las Marchas Multipartidarias que pidieron “Paz, pan y trabajo”) son una conquista popular y un piso a defender frente a la amenaza fascista que hoy quiere barrer con cualquier derecho social. Sin embargo, el conjunto del campo popular y las izquierdas nos debemos un debate de fondo sobre las deudas de la democracia que tenemos, deudas que en gran parte explican el ascenso de la extrema derecha al poder. Necesitamos construir nuevas formas de democracia y poder popular, luchar por la soberanía económica y política de nuestro país y lograr que la educación, el trabajo y la salud sean realmente derechos de acceso universal para todos los pueblos que habitan el territorio argentino.

Acto unitario en Plaza de Mayo: el debate entre los organismos y el FITu

Después de 20 años, en el centro político del país se logró una marcha y un acto unificado entre los organismos de DDHH independientes y la Mesa de Organismos de DDHH, ligada al peronismo-kirchnerismo. Este hecho reconfigura la manera en la que se construyó un mapa político en las movilizaciones de los 24 de Marzo durante por lo menos dos décadas, poniendo un acento en la unidad en las calles contra la amenaza fascista del gobierno de La Libertad Avanza. Esta decisión fue impulsada y acompañada por los organismos del Encuentro Memoria Verdad y Justicia y por una serie de organizaciones de la nueva izquierda y el movimiento piquetero de los cuales nos sentimos parte como Poder Popular. Lamentablemente, las principales organizaciones del FITu (a excepción del MST que apostó por la unidad) decidieron tener su propia columna y propio acto de todas maneras, acusándonos al resto de bajar nuestras banderas sin poder ganar una mayoría política y social respecto a su posición en contra de la unidad en las calles.

Desde nuestra perspectiva como organización política, la unidad en las calles es fundamental para construir mayorías sociales que tengan la capacidad de recomponer al movimiento popular -que proviene de una derrota- y lograr torcer la correlación de fuerzas a favor de la clase trabajadora. Es necesario echar a este gobierno en las calles y la única manera de conseguir eso es logrando una amplitud de las diversidad de tendencias y sectores ideológicos que componen al movimiento popular.

La decisión de construir esta posición de manera unificada entre los organismos y las organizaciones del Encuentro Memoria Verdad y Justicia es justamente lo opuesta a bajar nuestras banderas: implica mostrar que hay una serie de consignas y declaraciones políticas que creemos que tienen que ser parte del 24 de Marzo y hacerlo en unidad como bloque es la manera de garantizarlo. Nunca dejamos de denunciar la desaparición de Jorge Julio López, los asesinatos como el de Mariano Ferreyra en manos de una patota sindical, ni todos lxs asesinados por el Estado en manos del gatillo fácil durante todos los gobiernos democráticos. Todas esas consignas estarán presentes también en nuestros materiales, volantes y consignas. Sin embargo, creemos que transitamos un ciclo político distinto al anterior donde las izquierdas debemos plantearnos ser una herramienta útil para echar al gobierno de Milei y lograr empalmar y hacer una experiencia política con las mayorías sociales.

Sostenemos en alto las banderas de lxs 30.000

Frente a las acusaciones de “terrorismo” que se dictan desde la Oficina de Presidencia de la Nación no debemos bajar nuestras banderas. El único terrorista en la década del 70 fue el Estado que con Videla, Viola y Massera al mando institucionalizó todo el sistema paraestatal que funcionó los años anteriores y ejecutó planes sistemáticos de desaparición forzada, tortura y apropiación de niñeces durante casi 7 años.

Por otro lado, el relato construido a partir del cual se “llevaban detenido a todo aquel que pensaba distinto” explica solo una parte de la realidad e invisibiliza el proyecto estratégico de transformación social que en mayor o menor medida fue transversal a una generación militante. En nuestra reivindicación política, lxs 30.000 son militantes comprometidos que eligieron dedicar su vida a la construcción de una sociedad distinta. Sabían que se enfrentaban al gran poder económico y militar del momento y decidieron ir a fondo para poner en práctica su ideología. Repartidos en cientos de organizaciones políticas-militares, sociales, barriales, sindicales y eclesiásticas, lucharon por justicia social, soberanía económica y política e igualdad de acceso a los derechos sociales. Lucharon por el socialismo.

Somos hijxs de las luchas de nuestros 30.000 y todas las luchas por Memoria, Verdad y Justicia que se realizaron en democracia. Por ello, este 24 de Marzo vamos a marchar para reivindicar el proyecto social y político por el que lucharon nuestros 30.000 compañerxs detenidxs desaparecidxs, para exigir la continuidad de los juicios y la apertura de todos los archivos de la última dictadura militar. Vamos a marchar también por la memoria de todxs lxs pibxs asesinadxs por el gatillo fácil y la violencia institucional, y por lxs desaparecidxs en democracia. Exigiremos el final del Protocolo Antipiquete y la Doctrina Chocobar, así como la caída de la Ley Bases, el acuerdo con FMI, el extractivismo y el conjunto del plan de ajuste y miseria planificada de este gobierno. Por el fin de la persecución a los movimientos sociales y dirigentes políticos y sindicales, pueblos originarios que se plantan contra este modelo, por justicia para Pablo Grillo y por la inmediata renuncia de la ministra de seguridad Patricia Bullrich.

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