Andrés Carminati
(Historiador, U.N.Rosario)
El 20 de marzo de 1975, durante el gobierno de Estela Martínez de Perón, se inició el denominado “Operativo Serpiente Roja del Paraná”. Según las fuentes oficiales el mismo estaba destinado a combatir una supuesta “operación subversiva terrorista” que pretendía paralizar la industria pesada del país. Cerca de cuatro mil efectivos de fuerzas conjuntas; 90 vehículos de la policía federal y carros de asalto invadieron la ciudad santafesina de Villa Constitución y llevaron adelante un vasto rastrillaje de toda la zona del Cordón Industrial de la Rivera del Paraná, desde Zárate Campana – al norte de la provincia de Buenos Aires – hasta Puerto General San Martín, al norte de Rosario.
Durante el operativo se detuvo alrededor de 300 personas, entre los que se contaban diversos activistas, delegados y la comisión directiva casi completa de la UOM Villa Constitución, que desde noviembre del año anterior era conducida por la Lista Marrón, una coalición de la izquierda revolucionaria.
Este Operativo “legal” vino de la mano del creciente accionar de las fuerzas para-policiales, que a partir de allí tuvieron vía libre para colocar explosivos en locales sindicales, casas particulares y realizar asesinatos selectivos, que buscaban sembrar el terror en la población. Casi una veintena de asesinatos, incluidas algunas desapariciones forzadas, se cometieron entre marzo y mayo de 1975 en Villa Constitución y el Gran Rosario.
A pesar de ello, hubo una enorme respuesta obrera y de todo el pueblo de Villa Constitución. Los trabajadores ocuparon las plantas de Acindar, Marathon y Metcon. Su principal demanda era la liberación de los detenidos y la devolución del sindicato. Pocos días después fueron desalojados por la policía y se detuvo a otro medio centenar de trabajadores. No obstante, la huelga no concluyó allí: la conflictividad se trasladó a los barrios, y la lucha por la libertad de los dirigentes presos fue tomada por gran parte de la comunidad de Villa, que tuvo que soportar el asedio permanente de las fuerzas de seguridad y los comandos parapoliciales. La huelga duró dos meses. Era el segundo Villazo. Sin dudas, una lucha heroica y ejemplar, que entre otras cuestiones mostraba la legitimidad que tenía esa UOM combativa, clasista y ferviente defensora de la democracia de base.
La represión contra las expresiones más radicalizadas del movimiento obrero se había iniciado con anterioridad, a través de diversas leyes y a partir de la persecución de dirigentes importantes como Agustín Tosco, René Salamanca o Raimundo Ongaro. En febrero de 1975 el Poder Ejecutivo autorizó a las fuerzas armadas a reprimir en Tucumán, con el denominado “Operativo Independencia” y al mes siguiente el gobierno, la prensa, los militares y algunos líderes de la oposición inventaron el apelativo “Subversión Industrial” o “Guerrilla Fabril”, para justificar el Operativo Serpiente Roja (OSR) y la represión sobre la conflictividad obrera que se tornaba más sistemática.
Sin lugar a dudas, el OSR es un antecedente del terrorismo de estado. El enorme despliegue de fuerzas federales y para-policiales en la zona tenía como objetivo destruir la dirección clasista de la UOM de Villa y detener a parte del activismo con el fin de debilitar las organizaciones del pueblo. El presidente del directorio de Acindar era nada menos que José Alfredo Martínez de Hoz, quien junto a la gran burguesía de argentina fue impulsor y beneficiario del golpe genocida y contrarrevolucionario. El OSR fue sin dudas parte de un laboratorio represivo, los métodos que después del golpe se iban a generalizar aparecieron nítidamente allí: existencia de un centro de detención y tortura en la misma fábrica Acindar, secuestros, asesinatos selectivos y amedrentamiento generalizado a la población. La resistencia obrera y popular fue enorme, a la altura del desafío represivo: dos meses de huelga, diversas movilizaciones en la ciudad, barricadas y pequeñas batallas en los barrios obreros.
Recién en noviembre de 2023, con una dilación pasmosa, empezó el juicio contra varios directivos de Acindar e integrantes de la policía federal por los atropellos y crímenes cometidos durante el OSR.
En estos tiempos de fascismo explícito, de un gobierno que se convierte aceleradamente en un régimen autoritario, que hace apología del terrorismo de estado y despliega una feroz política de ajuste y de destrucción de derechos contra la clase trabajadora, reivindiquemos con todas nuestras fuerzas las luchas de los Villazos, recuperemos sus enseñanzas y homenajeemos a nuestros mártires, asesinadxs y desaparecidxs, que nos precedieron en esta lucha por la justicia y la igualdad.