Repudiamos enérgicamente las palabras pronunciadas por el presidente Javier Milei, el pasado 23 de enero en el Foro Económico Mundial (Davos, Suiza). Desde un discurso lleno de violencia y mentiras, en sintonía con la ultraderecha mundial, el presidente responsabilizó a marxistas, feministas, ambientalistas y progresistas del deterioro global y de los principales problemas que afectan el “progreso” de occidente, mientras los capitalistas continúan incrementando sus fortunas de manera escandalosa.

Queremos especialmente destacar la gravedad de las implicancias que tiene en este discurso, la mirada patologizante del mundo social, evidenciada en el uso de términos como “cáncer”, “enfermedad”, “virus” e “infeccioso” para referirse a migrantes, disidencias sexuales, ambientalistas, ideologías de izquierda y progresistas. Desde esta concepción, determinadas ideas, sujetos y colectivos deben directamente ser “extirpadas”, “eliminadas”, “erradicadas”, como enemigos a destruir, combatir y perseguir.

Estas expresiones se suman a las que días atrás publicó en redes sociales en apoyo a su amigo multimillonario Elon Musk, justificando un gesto de clara alusión nazi-fascista durante la asunción de Donald Trump. En un giro contradictorio, Milei culminó su mensaje insultando y amenazando a quienes criticaron a Musk, llamándolos “zurdos de mierda” y advirtiendo que “los iremos a buscar a cualquier lugar del planeta”.

Estas agresiones expresadas desde el poder significan un potencial peligro para numerosas personas que se identifican como parte de la comunidad LGBTIQNB+, mujeres, militantes ambientales y activistas de izquierda. Como sociedad, no podemos tolerar este tipo de expresiones ni permitir que el máximo representante institucional del país que encabeza las fuerzas represivas del Estado amenace a diversos grupos sociales.

Apoyamos las denuncias presentadas contra Javier Milei, tanto en el ámbito de la justicia federal como ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en La Haya, pero consideramos indispensable respaldarlas con movilizaciones y asambleas autoconvocadas en distintas ciudades del país.

Si este discurso político-ideológico avanza, corremos el riesgo de retroceder en libertades democráticas y derechos sociales conquistados, como el aborto legal, seguro y gratuito; la ley de cupo laboral trans; la posibilidad de cambio de DNI según la autopercepción de género, la figura del femicidio en el Código Penal e incluso la misma posibilidad de expresar púbicamente una posición distinta al gobierno.

Lo que Milei representa es una estrategia política peligrosa que busca legitimar un proyecto económico de saqueo y expansión neoliberal. Al construir enemigos políticos y sociales, como “los zurdos”, el ambientalismo, el feminismo y la comunidad LGBTIQNB+, reproduce un modelo histórico propio del fascismo: crear antagonismos artificiales para desviar la atención de las verdaderas contradicciones de clase, en las que se intensifica la explotación capitalista, profundiza las desigualdades y facilita el saqueo de bienes naturales en alianza con corporaciones transnacionales, como las lideradas por Elon Musk.

Hoy más que nunca, es fundamental unirnos y construir estrategias conjuntas desde los distintos sectores del campo popular para enfrentar estas formas de concebir la vida y la política, que no tienen nada que ver con la libertad, sino con la desigualdad, el racismo, la misoginia y el machismo que el presidente y su gobierno promueven. El autoritarismo se disfraza de libertad y el odio de mesianismo. No aceptamos ninguna de estas imposiciones.

En cambio, seguiremos construyendo una sociedad más libre, igualitaria y feminista. Una sociedad inclusiva, que abrace las diferencias y diversidades. Porque al clóset y a la clandestinidad no volvemos nunca más. No tenemos miedo. Seguiremos luchando hermanadxs contra toda forma de neofascismo.

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